La inmunoterapia específica con alérgenos funciona administrando dosis repetidas de alérgenos, estimulando así una respuesta inmunológica que conduce a la acumulación de tolerancia inmunológica. Es el único tratamiento que altera el curso de la enfermedad alérgica, al tiempo que controla los síntomas y evita la progresión de la alergia.

La inmunoterapia específica con alérgenos es un tratamiento seguro y eficaz a largo plazo que se ha utilizado con éxito para la IBH, la atopia, la urticaria y la RAO inducida por alérgenos. También se puede considerar para tratar el “headshaking” y la laminitis inducidos por alergias. Las tasas de éxito oscilan entre el 60% y el 85% según autores. Las mejoras pueden observarse en tan sólo 3 meses, pero la eficacia del tratamiento debe evaluarse durante un mínimo de 12 meses.

Los aerosoles ectoparasitarios, los aceites de baño y las lociones pueden utilizarse para el control tópico. El aseo y el baño regulares ayudan a eliminar los alérgenos de la piel. El uso de agua fría para el baño rehidrata la piel, mejora la barrera epidérmica y promueve la vasoconstricción, lo que disminuye la entrega de mediadores a la piel. Los champús deben ser seleccionados de acuerdo a la condición de la piel.

Los antihistamínicos, los corticoesteroides, los antidepresivos tricíclicos, o una combinación de ellos, pueden ser eficaces para controlar el prurito y la urticaria. Sin embargo, los tratamientos sistémicos conllevan riesgos de efectos adversos no deseados, como la laminitis. También hay limitaciones en su uso en los deportes de competición.